domingo, 11 de agosto de 2013

Con “o” no soy yo (escrito sin la letra “o”)

                 Quizás se sabía desde el instante inicial que habría eventuales así: circunstancias inexplicables que llevadas a las últimas instancias resultarían inmanejables. Simplemente estás sin respuestas desde el arranque, ya que nadie te prepara para tanta desvaída pena, ni siquiera tu mamá, tu papá y demás seres amantes te pueden decir qué hacer ni qué sentir frente a la barranca del más allá. Tal vez sea culpa de esta manía de vivir: te hace pensar que será para siempre. 

 

Parece evidente el dilema, mas ¿quién puede afirmar la ausencia de vida después de la vida? Si se afirma que es viable dirás ¿a qué llamás muerte finalmente? ¿Tiene validez la actitud de aferrarse a una fantasía al temer el final? ¿Ya fuera de esta mundanal escena quizás ya nada se siente, ni alegría ni pena? Sería leve de llevar este final pues ya nada sería relevante. Es práctica usual que nada sea relevante después del final. Pasan a ser ángeles de una vez cualquiera fuera su especie. Asesinaste; engañaste; burlaste; finalmente la muerte te iguala al que trataba de hacer caridad y bien para el general de la gente. Tabla raza, “finischela”, igualdad y fraternidad final e innegable: la muerte marxista. “Tierra eras, tierra serás” y a mistificarse en la biblia. Que las deudas las paguen aquellas entidades vivas, que me fui sin vuelta, jajaja!!!

¿De qué seguridad se puede hablar si la riqueza la manducan las larvas de la humedad? Tu ex mujer se casa, tu cumpa te putea, tu jefe te despide...bah, se muerde de las ganas el gil, en definitiva de nada vale el sufrir de más: “Carpe die” que acá estás, mañana... ¿quién sabrá?
Definitivamente habría que afirmar según el Hinduista “si antes naciste, más tarde falleciste” bien que en la India creen en el Karma y que reencarnan varias veces a falta de una ¡que viveza así cualquiera se muere! Bien machaza es la estirpe de esta tierra que se la banca vivir de una vez y para siempre, y sin esperar prebendas al llegar a ninguna parte.

Avivate y preparate sin creer en fantasías que la muerte te llega un día en tarlipes y sin papel y sin siquiera tener la puta letra que precisas para decir un “OOOhhhmmmm!!!!”