Hoy
planté un árbol y debajo
estabas
tú, hermano mío
no
he hallado mejor recordatorio
que
esta rugosa placa sin nombre.
Es
verdad que no lo sé a ciencia cierta
pero
allí estabas,
pues
los infames ha mancillado nuestra bendita tierra
con
el ocultamiento de sus hijos.
Es
por eso que hoy planté un árbol sobre tu tumba
habrá
quien diga que no has muerto
y
tiene algo de verdad en sus dichos
pero
hemos visto el rostro de los asesinos
y
sus manos aún manchadas con tu noble sangre
por
eso planté un árbol
para
que tu corazón sea abono del futuro
-tú
sabías que eso sería así ¿lo recuerdas?-
Y
sus raíces te abriguen del olvido
creciendo
fuerte y alto para darte su voz
escribiendo
en el cielo una canción con el viento
que
diga
liberación
liberación
liberación.